H&M se apodera de la Semana de la Moda de París
La firma sueca H&M desveló esta noche en un desfile en la Semana de la Moda de París su colección otoño-invierno, un hito en la historia de la compañía, que pasa a defender sus creaciones sobre la pasarela.
El lugar elegido para la presentación fue un espacio instalado en los jardines del Museo Rodin, bajo la atenta mirada de la cúpula del palacio de los Inválidos, al que se accedía por un pasillo flanqueado por velas que servían de guía en la noche parisina.
El interior estaba distribuido en varias estancias que representaban las diferentes áreas de una vivienda: el salón con la chimenea, el comedor con todo listo para el banquete, el baño, el jardín de invierno o las dormitorios.
El público asistente se acomodó en las habitaciones y en el amplio pasillo para conocer los últimos diseños de este gigante de la distribución de ropa de diseño a precios asequibles.
Rompió el hielo una capa de terciopelo negro con dos aperturas frontales, combinada con botas de caña alta que se convirtieron en el hilo conductor del desfile.
H&M supo reinterpretar la minifalda negra al cubrirla de flecos o al dotarla de voluminosos vuelos de bordado inglés, mientras apostaba por holgados vestidos de punto.
Las chaquetas fueron estructuradas con la botonadura como protagonista o futuristas con líneas diagonales y cremalleras.
Las abundantes pellizas en blanco, negro u ocre servirán de abrigo para la próxima temporada de frío en la que las chupas rockeras también tendrán su espacio.
Para la noche, H&M propuso vestidos negros línea A, ajustados en los hombros y con un ligero vuelo a los pies, adornados en ocasiones por chispeantes flecos o brillante pedrería.
La paleta de color fue sobria y, mientras el negro se apoderaba de la escena, el blanco, el crema y el rojo consiguieron una parte del pastel.
La moda masculina estuvo representada por algunos modelos como una americana blanca o un jersey de lana.
El estilo retro con incursiones de arte contemporáneo de la decoración de las estancias del espacio del Museo Rodin se plasmó en las prendas que supieron provocar destellos de modernidad en un imaginario conocido.
Los libros de arte que yacían sobre una gran mesa eran una declaración de principios, al igual que las esculturas "kitsch" que decoraban los salones orientales que se habían reconstruido para la ocasión.
El lugar elegido para la presentación fue un espacio instalado en los jardines del Museo Rodin, bajo la atenta mirada de la cúpula del palacio de los Inválidos, al que se accedía por un pasillo flanqueado por velas que servían de guía en la noche parisina.
El interior estaba distribuido en varias estancias que representaban las diferentes áreas de una vivienda: el salón con la chimenea, el comedor con todo listo para el banquete, el baño, el jardín de invierno o las dormitorios.
El público asistente se acomodó en las habitaciones y en el amplio pasillo para conocer los últimos diseños de este gigante de la distribución de ropa de diseño a precios asequibles.
Rompió el hielo una capa de terciopelo negro con dos aperturas frontales, combinada con botas de caña alta que se convirtieron en el hilo conductor del desfile.
H&M supo reinterpretar la minifalda negra al cubrirla de flecos o al dotarla de voluminosos vuelos de bordado inglés, mientras apostaba por holgados vestidos de punto.
Las chaquetas fueron estructuradas con la botonadura como protagonista o futuristas con líneas diagonales y cremalleras.
Las abundantes pellizas en blanco, negro u ocre servirán de abrigo para la próxima temporada de frío en la que las chupas rockeras también tendrán su espacio.
Para la noche, H&M propuso vestidos negros línea A, ajustados en los hombros y con un ligero vuelo a los pies, adornados en ocasiones por chispeantes flecos o brillante pedrería.
La paleta de color fue sobria y, mientras el negro se apoderaba de la escena, el blanco, el crema y el rojo consiguieron una parte del pastel.
La moda masculina estuvo representada por algunos modelos como una americana blanca o un jersey de lana.
El estilo retro con incursiones de arte contemporáneo de la decoración de las estancias del espacio del Museo Rodin se plasmó en las prendas que supieron provocar destellos de modernidad en un imaginario conocido.
Los libros de arte que yacían sobre una gran mesa eran una declaración de principios, al igual que las esculturas "kitsch" que decoraban los salones orientales que se habían reconstruido para la ocasión.
Lizzie Jagger y Josephine de La Baume con modelos de H&M |
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